Una sala polivalente para conseguir una escuela de Primaria homologada
El Roser es una comunidad de aprendizaje viva y activa para niños y niñas a partir de 3 años y de la que formamos parte todo el colectivo de familias y profesionales. Nuestros inicios se remontan al 2011 y ahora, 8 años después y con toda esta experiencia acumulada, queremos dar continuidad a nuestro proyecto ofreciendo a nuestras criaturas la etapa de Primaria con la construcción de una escuela homologada de 6 a 12 años.
Hace tres años que nos establecimos en una masía en Sant Boi de Llobregat con la intención de hacer realidad este sueño. Las condiciones son idóneas (el espacio, el entorno, el acceso...) y ya tenemos muy avanzados todos los trámites legales para conseguir nuestro objetivo. Con la homologación queremos ocupar un lugar en el sistema educativo actual, ofreciendo a las familias la alternativa de una opción de escuela viva y activa dentro del marco legal.

Una de las condiciones que debemos cumplir como escuela es contar con una sala polivalente con unas características concretas de acuerdo con la normativa vigente. La masía dispone de un espacio (las antiguas cuadras) donde ubicaremos nuestra sala, pero necesitamos hacer obras importantes que nos supondrán un gasto de casi 30.000 €, inversión que servirá para comprar materiales, licencias de obras, mano de obra de profesionales de las tareas más complejas, etc. Como cooperativa asumiremos todas aquellas tareas que están a nuestro alcance: pintar, colocar puertas y ventanas, instalar luminarias, montar el parquet, sacar escombros ... Hemos calculado que con nuestra mano de obra conseguiremos un ahorro de casi 10.000 €.
Vista actual de las cuadras que queremos convertir en la sala polivalente:

Simulación de la sala polivalente como la queremos construir:

Características básicas
El Roser: una comunidad de aprendizaje viva y activa
El Roser y el panorama educativo
La escuela viva y activa vive su momento de más alta demanda. La búsqueda de nuevos modelos educativos que replanteen las prácticas pedagógicas existentes está en alza. Se trata de modelos centrados en las necesidades del niño y no tanto en los estándares marcados por la sociedad.
Sin embargo, la realidad de este panorama es que no hay suficiente oferta educativa para cubrir toda esta demanda, lo que hace que muchas familias y profesionales de la educación se movilicen y organicen para dar salida a sus aspiraciones de una escuela más vivencial y respetuosa con los ritmos de aprendizaje propios de cada criatura.
De esta necesidad surgió la escuelita El Roser, un espacio de acompañamiento y aprendizaje para niños a partir de 3 años ubicado en Sant Boi de Llobregat y que acoge a familias provenientes de muchas poblaciones del Baix Llobregat y del Barcelonés.
Como proyecto somos herederos de múltiples experiencias educativas y sociales a escala europea, estatal y catalana: El Instituto J. Rousseau de Suiza, la Institución Libre de Enseñanza, la Escuela Moderna de Ferrer i Guardia, Escuela Montessori de Barcelona, La Escuela del Mar, etc. Todas ellas han creado, en el plano social, el sustrato necesario para que hoy en día en Cataluña haya numerosos proyectos educativos que trabajen en la misma línea que planteamos en El Roser.

Acompañamos los procesos de niños y niñas
En El Roser situamos a niñas y niños en el epicentro del hecho educativo. Les otorgamos el protagonismo en sus procesos, evoluciones, necesidades, etc., planteándonos el papel de la institución y acompañando los procesos que se dan de forma inherente a la vida.
Cuidamos de manera prioritaria tanto los espacios y los materiales que les ofrecemos como las relaciones y vínculos que se den, con los siguientes objetivos:
- Generar ambientes relajados en los que cualquier proceso vital pueda tener cabida, encuadrando este hecho en el marco de una auténtica comunidad de aprendizaje, en la que el respeto a la diferencia y al espacio personal sean condiciones para la salud comunitaria.
- Conseguir que el desarrollo y el aprendizaje puedan ocurrir de dentro a fuera como proceso de toma de conciencia de las necesidades propias y como actos concretos encaminados a solucionar estas necesidades.
- Facilitar que se dé un aprendizaje orgánico, donde cada uno sigue sus propias trayectorias para integrar una comprensión del mundo y de sus propios recursos que le permitan relacionarse. Cuidar un aprendizaje orgánico en niños y jóvenes supone prestar una atención especial a las emociones que experimentan, a lo que se vive con toda la corporeidad, la sensibilidad que se desvela, a la maduración orgánica y neurológica que se propicia en la experimentación con la vida natural, social y cultural.
- Crear una estructura democrática y participativa: un espacio que ofrezca la participación activa de toda la comunidad escolar (padres, madres, alumnado, profesorado y personal no docente) en la toma de decisiones y en el diseño o desarrollo de las actividades del centro.
El Roser como espacio de reflexión, investigación, seguimiento y apoyo pedagógico para la comunidad educativa
Otra de las motivaciones que nos lleva a gestar este proyecto es la idea de recuperar la tradición innovadora de la que somos herederos y revitalizar una serie de valores y herramientas educativas que pensamos que serán útiles para el desarrollo sano y pleno del individuo y de los grupos sociales.
Por ello, proponemos nuestro espacio como espacio de reflexión, investigación, seguimiento y apoyo pedagógico para la comunidad educativa, entendiendo esta en su acepción más extensiva (maestros, profesores, niños, familias y Administración).
Esperamos igualmente que la tarea que desarrollamos pueda servir como punto de apoyo para el proceso de extensión, que ya está en marcha, de estas formas de hacer y de entender el acompañamiento al aprendizaje en todos los niveles (cognitivo , motriz, emocional y relacional) ofreciendo el espacio como lugar de formación continuada, observación e intercambio para la comunidad en general.

Nuestra mayor fortaleza: el colectivo de miembros de la cooperativa
Actualmente la cooperativa está formada por 65 familias (socios de consumo) y 12 acompañantes (socios de trabajo). La implicación y el compromiso del colectivo ha hecho posible el recorrido hecho hasta aquí y es nuestra principal fortaleza para afrontar los retos del futuro; el más inmediato, el de la creación de una escuela de Primaria homologada.
Todo lo que se ha construido hasta ahora para adecuar la masía ha sido gracias al esfuerzo y a las horas de trabajo de los miembros de la cooperativa, movidos por la ilusión de poner a punto el espacio idóneo para que se dé el aprendizaje en nuestros niños. Tenemos manos para pintar, colocar ventanas, levantar tabiques, instalar sanitarios, pulir, colocar parquet...


La sociocracia nos ayuda a ser ágiles y eficientes
La cooperativa ha optado por una forma de autogobierno basada en la sociocracia, que combina la horizontalidad del asamblearismo en el ámbito político (definición de la visión, la misión y los valores del proyecto) con la verticalidad de la empresa privada en el ámbito operativo (definición y cumplimiento de los objetivos). Esto nos dota de una gran agilidad y eficiencia en la toma de decisiones, a la vez que favorece la cohesión del grupo. Los pilares de la sociocracia son la transparencia y la confianza.
- Círculos políticos: tienen la capacidad de definir políticas estratégicas dentro de su ámbito de actuación.
- Círculos operativos o subcírculos: círculos al servicio de otro círculo y no tienen capacidad de decidir políticas estratégicas
- Círculo base (antigua asamblea): está representado por todas las personas socias y es un espacio de indagación y de gestión emocional, y solo excepcionalmente de toma de decisiones.
Actualmente, nuestra estructura sociocrática en El Roser la conforman 9 círculos políticos y 5 círculos operativos (subcírculos).

Motivación e a quen vai dirixido o proxecto
Una escuela abierta a la sociedad
Como escuela homologada queremos situarnos en el mapa educativo para poder ser una opción para aquellas familias con niñas y niños de 3 a 12 años que crean en la pedagogía viva y activa como forma de aprendizaje. Velamos y trabajamos para mantener cuotas asequibles que permitan el acceso a un abanico de la sociedad más amplio y diverso, y lo hacemos asumiendo muchas tareas de la propia cooperativa (gestión económica, limpiezas, producción de materiales pedagógicos, mantenimiento de espacios, etc .) y llevando a cabo acciones de autogestión para conseguir recursos.
La construcción de la sala polivalente nos permitirá, a la vez, abrirnos también a nuestro entorno más cercano y ofrecerla para usos comunitarios. Pensamos en colectivos y entidades que, como nosotros, quieran incidir en la transformación global de la sociedad, uno de nuestros objetivos como cooperativa.
Este planteamiento es fruto de la convicción de que, como cooperativa, formamos parte de un ecosistema vivo y rico, y de que un cambio profundo en la manera de entender las relaciones humanas y con el medio ambiente solo es posible haciendo red con otros colectivos que comparten nuestra visión. En esta línea, ya hemos empezado a tejer alianzas con otras entidades, como la colaboración con la cooperativa Central Parc para la puesta en marcha de huertos escolares y huertos comunitarios para colectivos en riesgo de exclusión social.
Así, nos imaginamos una sala donde podamos hacer:
- formaciones para adultos/as en temáticas relacionadas con la crianza, la educación viva y activa, la permacultura, la gestión emocional...
- actividades extraescolares variadas que pongan el acento en valores alineados con la pedagogía viva: circo, aéreos, magia, danza, teatro, música, inglés lúdico, juegos de mesa, aikido, etc.
- talleres/charlas de temas alineados con los valores de la cooperativa
- espacio para reuniones de otras entidades del territorio
- espacio de actividades culturales para adultos (cinefórum, debates, cenas-tertulia, círculos de mujeres/hombres/mixtos)
- espacio de actividades interculturales e intergeneracionales
- mercados de intercambio de ropa, juegos de mesa, mobiliario pequeño.
Por último, consideramos la sociedad misma como un beneficiario del proyecto, ya que creemos que destinar recursos en educación es una inversión que nos beneficia de manera colectiva.
Experiencia previa e equipo
En 2011 nace en Sant Joan Despí la Asociación Cultural y de Acompañamiento a la Crianza El Roser como espacio de juego y aprendizaje basado en una metodología pedagógica no directiva, activa y libre para niños y niñas en edades comprendidas entre el 2 y los 6 años. En paralelo promueve acciones divulgativas y de sensibilización social que contribuyen a difundir las bases del proyecto.
A medida que los niños y niñas de El Roser van creciendo, educadoras y familias nos empezamos a plantear dar continuidad a la etapa de Infantil y crear un espacio de Primaria. Durante este proceso, en junio de 2016 encontramos en Sant Boi la masía de Can Codina y se suman otras familias provenientes de otros proyectos similares del Baix Llobregat y Barcelonés (Kaleidoscopio, la Xauxa Xica, El Niu, el Tatanet) y después de un verano lleno de ilusión, entusiasmo y trabajo, mucho trabajo, abrimos las puertas el 12 de septiembre. Posteriormente, en febrero del 2017 nos constituimos en Cooperativa Integral El Roser.
Todo lo que se ha construido desde entonces ha sido fruto de la ilusión y el esfuerzo de las familias y el equipo pedagógico que forman parte de la cooperativa. Cubrir la piscina en tan solo dos días para convertirla en el espacio más importante del patio de nuestra escuelita supuso para nosotros un hito y es, a la vez, un claro ejemplo de lo que como cooperativa podemos llegar a hacer.


La comunidad de El Roser está formada actualmente por 65 familias que apoyan la labor diaria de los 12 socios de trabajo, comprometidos con la tarea de acompañar, investigar y compartir experiencias tanto de aprendizaje como de vida.
